"La vida es Gris, si dejas de
colorearla.”
A veces, cuando cierro los
ojos, miro más colores que cuando los tengo abiertos. Éste pensamiento llegó a
mí una madrugada de no sé qué día, qué mes, qué año, pero me dejo de importar
el tiempo cuando me di cuenta de que era frecuente, que se había convertido en
parte de mi vida, de mi rutina, y sólo yo lo había notado, desde esta pequeña
idea de mi existencia en este mundo se fue volviendo realidad, la vida se había
pintado de gris.
Quiero que me
comprendan enteramente, si no explico esto es posible que lo que este a continuación
no tenga sentido y solo me vea como un loco que trata de contar una historia
para llamar la atención, (Lo cual no soy, creo),
para esto requiero poner un ejemplo de como todo si se hizo gris y no es una
forma de describir un mal día, de verdad es algo diferente, único, y precioso
en cierto sentido, no creo que le haya pasado absolutamente a nadie, y si le
pasó, no fue lo suficiente loco para decirlo al aire libre; Proseguiré con mi
ejemplo sobre como mi gama de colores diaria se fue opacando a colores más
fríos que cualquier invierno jamás experimentado y más muerto que mi perro Larry, deje de escribir.
Solía tener las mejores ideas, eran originales, vividas, propias, cada
una de ellas tenía animación propia, se movían y danzaban en mi techo todo tipo
de bailes, algunas conseguían pareja y otras lo hacían solas pero no tenía nada
de malo porque las ideas seguían siendo extraordinarias, sentía que se podían
escribir solas, tomar control de mi mano y empezar a manipularme para que se dieran más vida a sí mismas, para
que renacieran una y otras vez, para morir, para ser póstumos, y yo solo observaría
como mi mano se movía sin tener control sobre ella pero sin intentar que se
detuviera ya que al darles eso, al darles vida, me la daban a mí. Solo
observaba como mis manos tecleaban y los caracteres aparecían en mi ordenador,
ya que mi escritura era en realidad jeroglíficos que sólo yo entendía. Era
feliz al realizar este arte, esta sensación extracorporal, mis huesos eran lo
blanco de las páginas, mi piel era el forro del libro que estaba por nacer, mis
órganos eran los capítulos, mi sangre era tinta. Espero esto los haga
comprender como al dejar de escribir mi vida perdió su color, lo extravió, lo
arranco de su ser y lo tiro en un abismo que no existe, y junto con mi color se
fueron mis ideas, mis grandiosas ideas, quería escribir de todos los géneros
literarios, mi imaginación empezaba en un tren de vapor de terminaba en una
nave espacial en plena guerra con otro planeta, empezaba algo y mi otra mano
terminaba otra idea ya en su forma final, simplemente amo escribir, o amaba no
lo sé, era mi pasión, yo era uno con la escritura y al perderla me perdí
también.
Pero no se preocupen, no todo es triste y cosas oscuras, ninguna vida es
así, esta no es la historia de cómo perdí mi chispa de una manera extremista, la
verdad es que mi llama interior fue encendida de nuevo por lo mismo que la apago,
y mejor aún, fue el fuego más fuerte que
he sentido en toda mi vida, mi estómago casi explotaba, pero no hay que
adelantarlos, todo a su tiempo.
Mi nombre es Fernando y esta es la historia de cómo mi vida perdió su
color y como la fui pintando de una manera más hermosa.
Capítulo 1: Gris
Estoy a dos semanas de graduarme de preparatoria y el ambiente ya se
siente excitado, puedo sentir como las mujeres se mojan por segundo por todo el
tiempo que tendrán para copular con sus novios, y puedo leer los pensamientos
de los tipos que presumirán de ello
con sus amigos, recuerdo las clases de física, como nos decían que al aplicar
calor a las moléculas se excitaban y comenzaban a moverse generando energía
calorífica, esta es la misma situación, solo que son otras moléculas las que se
frotan. Por mi parte estoy feliz tengo que admitirlo, pero en la escuela siempre he sido feliz, me siento seguro
y libre en cierto sentido, aunque sea una obligación asistir y no te dejan ir
hasta que tu horario sea completado, ¿Libre?.
— Solo quedan dos semanas Fernie,
al fin ya saldremos de esta cárcel, no puedo esperar y creo que soy el único
¿verdad? — me decía esto mientras señalaba a todo el salón con su cara, era
obvio, ya querían irse, un cuarto del salón ni siquiera iba a clases de inglés
y computación — ¿Y tú? ¿No estas emocionado?
Alberto ha sido amigo mío desde secundaria, decidimos entrar a la misma
preparatoria y por “suerte” nos tocó ir a las mismas clases — ¿Yo? Claro, no
puedo esperar a salir de esta cárcel — mentí, y al hacerlo repetí sus palabras
por accidente.
— ¿Qué harás este verano? ¿Playa, viajes, fiestas? Después de todo, la
vida de un joven de 18 años y soltero no es muy ocupada — decía entre
carcajadas, yo ya me había a acostumbrado ya que era cosa de todas las semanas.
— Yo digo ¿No?, es lo normal, seguro haré cosas loquísimas y me perderé en
una isla, seré naufrago, criado por una familia de leopardos y tendré hijos
leopardo-humanos con los que conquistare el mundo, ahí te cuento — en este
punto solo quería que Beto dejara de hablar y me permitiera perderme en mis
pensamientos — Oye, ¿esa no es María?, creo que está mirando en esta dirección
y obviamente no está observándome a mí — Su amor había sido imposible desde el
inicio de primer semestre, y todavía no se rendía.
— ¿Qué?, ¿En serio? — Ya había conseguido deshacerme de él — Dios, no
estabas mintiendo, nunca es demasiado tarde ¿verdad?, hablamos al rato Fernie,
voy a conseguirme a la mamá de mis hijos — siempre me molesto como denominaba a
las mujeres como solo tener la función de hacer hijos, pero por fin ya me había
podido escapar de las pláticas sin sentido de Alberto.
La verdad es que no tenía nada importante que hacer, solo necesitaba
algo de espacio para pensar en las grandes ideas que había tenido esta
madrugada y como convertirlas en una historia, era difícil pero lo disfrutaba
demasiado aunque me consumiera. Pase toda la tarde transformando ideas en
palabras, palabras en frases, frases en párrafos, y párrafos en capítulos que
harían algo similar a un libro. Mundos nuevos salían de mis venas, era Dios y
creaba a mis propios personajes los cuales comenzaban a revelarse y a tomar
rienda de sus propias vidas las cuales yo les había concedido, lo disfrutaba
mucho para ser sincero, demasiado, pero esto hacía que me distraerá demasiado
en clases, y esto provoco una de las cosas que me llevo a perder un porcentaje
de mi color interno.
A una semana de salir de la escuela me dieron el reporte de
calificaciones, bendito sea el maldito reporte, y era justos como lo esperaba,
horrible. Reprobé tres materias y tenía que hacer un examen por cada uno con
tal de poder “salir” relativamente, pero ese no era ni el mínimo de mis
problemas, ya me había pasado en pasadas ocasiones, solo dejaba de escribir en
estas temporadas y estudiaba todas las tardes, pan comido, devorado mejor
dicho. El problema real era que no iba poder ingresar a la universidad ya que
no dejaban entrar a alumnos irregulares, ósea yo, hasta que estuvieran limpios,
no mi caso, y este fue el primer paso que di en un charco de Thinner.
Continuara…
Escribe Arturo Quintero, derechos reservados.